No nací con pincel, pero sí con ganas de romper moldes. Empecé rayando libretas y acabé llenando paredes con alma. Hoy, mi estilo es una mezcla de caos, color y mensaje. No sigo tendencias, me g uío por lo que me quema dentro. Si conectamos, lo sabrás al primer trazo.
Lo que pinto no vive en catálogos, vive en paredes, en lienzos y en lugares que no vuelven a ser iguales después. Cada trabajo es una historia distinta, nacida de una charla, un silencio o una emoción.
Cada trazo tiene intención. Aquí no hay decorado: hay dirección, ritmo y verdad.
Uso el color como lenguaje. Las combinaciones nacen del impulso, no del cálculo.
Hay obras que se ven, y otras que te miran a ti. Esta es de las segundas.